El sueno Americano de Silvia Franco

El sueno Americano de Silvia Franco

Julio Tovar

VALLADOLID – Nueva York exhibe estos días el arte de una joven creadora vallisoletana Silvia González Franco, que abandonó hace ocho años su tierra en busca de nuevos caminos que permitieran dar cauce a toda su capacidad creativa. En su particular ‘sueño americano’, que ya no lo es tal – “hoy casi es sólo una ilusión: ha cambiado todo, hay más confusión en todas las facetas de la vida”, asegura –, la artista expone en la Gallery of the Graphic arts una serie de grabados en un muestra conjunta de “printmakers’ en la que abandona por primera vez sus habituales esculturas y la Madera por el papel y la tinta.

En su último viaje a Valladolid Silvia Franco explicó a DIARIO DE VALLADOLID los motivos de su reciente evolución creativa, sus anhelos, y sus proyectos.

Hoy en su bolso no faltan una cámara digital, lápices, ni un pequeño libro de hojas en blanco, Buena parte de esas pintadas ya con bocetos extraídos de su último viaje, compañeros inseparables desde su reciente inclinación por el mundo del grabado. Para la creadora se han convertido en una fuente de inspiración.

“Un viaje a Italia fue determinante. No tenía escapatoria. El arte, la inspiración está en todas partes, y es tan absorbente que abruma: Tintoretto, Tiziano, Botticelli…”, indica mientras señala a su libreta, su personal memoria de viaje, donde recoge sus impresiones entremezcladas, sus inspiraciones surgidas de cualquier detalle.

“Dibujar es muy importante, aunque no seas bueno: es el mejor modo para reflejar un momento y mostrar cómo tú lo percibes: tus emociones, recuerdos, inspiraciones confluyen en él. Es un proceso casi espontáneo e inconsciente”.

La artista se muestra fascinada con el Nuevo mundo creativo recién descubierto, por su gran “variedad de posibilidades artísticas”. Una nueva faceta que, si bien no afecta al “lenguaje propio” de Franco, si lo hace con el proceso artístico: “El lenguaje siempre permanece aunque lo plasmes en distintos medios, como en tótems de dos metros de alto, en esculturas, o en grabados. Es como cuando haces un boceto en papel para perfilar una obra. Aunque sí es cierto que la manera de afrontar el proceso artístico, o las propias sensaciones creativas, es distinto según el medio. Aunque el sentimiento que intento proyectar es el mismo en Madera o papel, cuando esculpo lo hago sin una idea inicial, me acerco al troncho de Madera esperando que sea éste el que me guíe: es improvisación pura”.

La pasión y el arte son para Franco dos eslabones inseparables – “no se debe intelectualizar el arte: es emoción y sentimiento”, asegura. Dos años después del atentado del 11 de Septiembre, Silvia Franco todavía percibe los efectos del trauma: “Tras el 11-S el arte ya no es una prioridad. La gente se preocupa más por el día a día. Se nota a la hora de comprar arte. Pero yo creo que cuando más conflicto hay, cuanta mas tensión y caos existe, es cuando es más necesario crear. El arte es esencial, es la vida”.

Pese al aparente retroceso, Silvia sigue sintiendo un mayor respaldo al artista por parte del público y de las instituciones. “Allí la mentalidad es más amplia y grande. Aquí para organizar una exposición tienes que negociar con mucha gente y sin resultados garantizados”, asegura la artista que, sin embargo, anhela poder mostrar un día su arte en su ciudad. Hasta que llegue ese momento, continuará explorando nuevos caminos artísticos. “Hay que atreverse a innovar y arriesgarse. Hay que ser frescos y dinámicos, pero sin perder nunca de vista el referente de los clásicos”.